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Trilogía de Montañas 2015

por: Fidel Martínez

1er lugar Modalidad sin Transportación (15:54:57)

La Trilogia de Montañas de Monterrey A.C. es una carrera de 87.19 km en la que se ascienden el Cerro de La Silla, el Cerro de Las Mitras y la Sierra Madre. Existen dos modalidades: con y sin transportación. La edición 2015 tuvo lugar el 28 y 29 de marzo.

Les quiero compartir una breve crónica de como viví  ayer la Trilogía de Montañas de Monterrey A.C., una carrera sin duda alguna fuera de lo común y única en su tipo en el país, ya que no solo es trotar los 87 km de trazado con 4568D+, sino que implica subir y bajar tres de las principales cumbres la ciudad. Este evento es organizado por una asociación civil cuyo objeto es fomentar el montañismo responsable. De esta manera, cada participante debe de tener conocimientos de ascensos y descensos técnicos, escalada en roca, no temerle a las alturas, saber andar por barrancos, caminos estrechos y algo de orientación.

A las 11:55 pm del sábado estábamos en la Macroplaza un número reducido de corredores recibiendo las últimas instrucciones por parte del comité organizador. Exactamente a las cero horas del domingo se dio banderazo de salida: porras y gritos de los presentes indicaban que la aventura había iniciado.

 

Los primeros siete kilómetros transcurren por asfalto, donde nos dirigimos a la base del Cerro de la Silla, para posteriormente subir 1209m+ en menos de 2.5 km de vereda; en pocas palabras un subidón que pone a las pantorrillas a temblar. Este es un momento mágico ya que solo estas tú y la estrecha vereda iluminada por tu propia lámpara, te concentras en tu respiración y sigues adelante.

 

Alrededor de las 1:45 am llegue a la cumbre del Pico Norte, unas cuantas fotos y un rápido vistazo a la increíble vista de la ciudad y a bajar. En la bajada había que ser cuidadoso ya que hay muchas piedras muy filosas y varias explanadas de roca intemperizada, o bien te dejas llevar por la pendiente y no te puedes parar, dicho y hecho, a mediación de bajada me desvié en un zig-zag y terminé parándome con mi rodilla derecha en una roca. Sí que dolió. Inmediatamente observé que empezó a sangrar. Lo bueno es que no pasó a mayores, solo fue el golpe e inmediatamente regresé a la vereda y descendí hasta la base del cerro.

El siguiente tramo constaba de 19 km en la ciudad. Había que dirigirse ahora al Cerro de Las Mitras para subir el Pico Perico. Todo transcurrió sin problemas. Llegué a la base del cerro a las 4:30 am, rápidamente a cargar líquidos y a empezar a subir: el siguiente ascenso era de 1210m+ en 4.4 km de vereda. Esta montaña es especial para mí ya que durante varios años fue mi patio de entrenamiento. Tiene de todo, para poder llegar a la cumbre hay que cruzar por caminos muy angostos, chorreaderos, por una mina, desfiladeros y hasta unas cuantas paredes de roca; a mediación del cerro me encuentro con el juez de cumbre que iba subiendo, me entrega un llavero para que lo deje en la cumbre, y así fue.

 

 

 

Alrededor de las 7:30 am ya estaba de regreso en la base. Se siente muy bonito llegar a la base y ser recibido con aplausos y gritos de toda la gente que está apoyando en el evento, eso te llena de energía. Un par de minutos me tomó quitarme todas las piedras que traía en los tenis, en eso se me acercó el Dr. Fernando Davalos Gonzalez y me limpió la herida de la rodilla que traía arrastrando desde el Cerro de la Silla, me tomo mi frecuencia cardiaca y el nivel de saturación de oxígeno, me dijo: “traes 110 y 90%, vas con madre, a seguirle…” y así fue.

El siguiente trayecto fue de 16 km, de los cuales había que bajar de la cota 825 a la 545, para luego subir hasta los 877 metros sobre el nivel del mar (msnm), que es el acceso al Parque Ecologico Chipinque. Este tramo fue pesado ya que se empezó a sentir el sol. Aún recuerdo lo que me dijo Miguel González: “Lo bueno empieza pasando el Río Santa Catarina”... Apenas cruzas la loma de la Diana y empieza la eterna subida hasta el parque. Poco antes de las 10 am ya estaba en parque listo para la última cumbre que es el Copete de las Águilas, una ruta de poco más de 5 km con 1348D+, lo que significaría el mayor ascenso de la carrera. Justo en la entrada del parque me esperaba Христо Напред quien me iba apoyar a poner el ritmo hasta la Mesa del Epazote, máximo punto permitido para ascender sin permiso.

 

Así pasaron las horas y poco a poco empecé a notar como mi rendimiento bajaba, la falta de líquidos y el calor por arriba de los 31°C hicieron que viera volar mis aspiraciones por marcar sub 14 horas. Algo molesto, en esos momentos mi objetivo cambió en llegar intacto sin calambres a la pared que se encuentra por debajo de la cumbre: una escalada vertical de más de 10 m de altura donde no puedes cometer un error porque difícilmente lo cuentas; en ese punto se encontraba personal del staff para dar apoyo al quien lo solicitara, pocos minutos después, ¡cumbre!

 

Ahora solo había que bajar, pero… ese bajar sí que costó! Después de descender la pared con apoyo de una cuerda fija empecé a agarrar ritmo en la bajada, pero como cosa extraña me empecé a marear y batallaba para coordinar en las bajadas sin tener que tropezar. En ese momento saqué mi último GU, medio snicker que parecía bollo de chocolate, tomé un par de sabalitos en el abasto y a darle… Poco más de una hora ya me encontraba pasando por el acceso al parque, en donde fui recibido nuevamente con aplausos y gritos lo cual me volvió a llenar de energía para aguantar los últimos 10 km que verdaderamente fueron un martirio, en cada paso sentía lo caliente del pavimento, pero sabía que tenía que aguantar.

 

Poco tiempo después ya me encontraba cruzando el túnel de la loma larga, lo que significa que solo faltaban 2 km para llegar a la meta, un par de sprint para alcanzar los verdes de los semáforos del centro de la ciudad y 15 horas y 54  minutos después de haber iniciado esta aventura llegaba a la meta, exhausto y algo quemado, pero muy feliz por haberlo terminado.

 

 

 

Fotografía: Jose Vazquez

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