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Atacama Xtreme 100 millas 2015

por: Mario Pérez Bautista, 3er lugar en categoría 40-49 años

 

El Atacama Xtreme es un ultramaratón muy demandante por las condiciones climatalógicas y del terreno. El tiempo límite para completar los 160 km es de 36 horas. La edición 2015 tuvo lugar el 15 de mayo de 2015.

El Atacama Xtreme fue la prueba más dura que he sorteado hasta ahora, no solo por ser la distancia emblemática del ultramaratón y la mayor distancia que he recorrido, sino también porque puse a prueba mi protocolo de alimentos con una dieta de bajas calorías y alta en grasas, optando por productos lo más naturales posibles.

 

Es extraño no sentirse nervioso antes de una carrera, pero estaba decidido y muy concentrado en mi plan y equipo. En la salida nos encontramos todos los participantes de 100 millas, un grupo heterogéneo de corredores, desde una pro Rory Bosio (bicampeona de Ultra Trail Mont Blanc 2013 y 2014), Badwater Finishers, 4Deserts Grand Slam Finishers, aguerridos ultras chilenos, argentinos, paraguayos y el tequilaultragang mexicano, todos impacientes ante la largada y también para ver el ritmo que nos pondría el desierto.

 

Eran las seis de la mañana y estábamos ahí frente al monstruo del desierto de Atacama, dieron el banderazo y como esperaba, fijaron un ritmo sumamente rápido, algo que no estaba en mi estrategia. Después de 1km el grupo empezó a alargarse, eran caminos de tierra para enfrentar los primeros 20k, entre caminos y tramos de pavimento, yo sintiéndome bien pero en el pavimento note el rigor del gran peso de mi mochila, de unos 5 a 6 kilos. No hay problema, ajustes en la marcha y ritmo de carrera, todavía había mucha historia. Sin proponérmelo quede en último lugar general, cosa que al saberlo no me gustó porque no estaba en mis planes así que me focalicé en no perder de vista a los siguientes participantes y aumentar un poco, solo un poco el ritmo.

 

Al llegar al CP1 (check point) a 20k ya había alcanzado a un corredor argentino que se veía ya algo cansado porque su mochila era más pesada que la mía! Por experiencia solo recargué agua, ya llevaba preparado mi isotónico, tomé unas naranjas y deje la carpa. Empezaba un tramo de 22km donde de última hora pusieron un abasto intermedio solo de agua por una onda de calor que entró en la zona un día antes.  Efectivamente, se dejó sentir un calor abrazador, lo digo porque te abraza con toda su furia, desde arriba un cielo azul sin alguna nube que tuviera clemencia y abajo un mar de arena y piedras que reflejan sus ondas y sin siquiera algo donde ocultarse del sol.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En CP2 44k ya venía con problemas gástricos. Esta vez descansé unos 5 minutos, llené mis tres ánforas con agua (2.5lts) y comí mi dotación de arroz con quinoa y proseguí con el tramo más largo de la carrera. Tortuosos 25km sin asistencia (he ahí por lo de cargar toda el agua que pudiera, se podía poner peligroso). Fueron alrededor de 17k de salar entre técnico, plano y medio. La ventaja es que se podía mantener más o menos un ritmo constante. Me sentía estupendamente bien pero no quería imprimir un ritmo más rápido, no veía a nadie a mi alrededor, los de atrás se quedaron muy rezagados y los de adelante ni sus luces, repasaba mentalmente todo el protocolo de lo que debía de comer beber y recargar. Así llegue a una laguna donde vi a unos turistas que llevan en camionetas a ver esta laguna de colores, imposibles por los minerales que se encuentran en su fondo, doble como indicaban las banderas. Luego a seguir por un camino rural con el sol de la tarde de frente, cada media hora revisaba mis niveles de liquido (básico) y a correr, trotar, correr, caminar. Todo iba conforme a lo planeado, 85k es una distancia que sabía manejar, contento porque no había tomado ni una gota de Gatorade o similar y geles.

 

Como salimos tarde (8am) la noche empezó a caer y se hizo eterno este trayecto de 25km entre Check Points. TTodo en la noche se hace más lento. La carrera empezó en su fase mental.  La fase donde los pensamientos negativos se tornan pesadas lozas en el interior del corredor.  Pacientemente aunque no tranquilo llegué al CP 89k ya de noche. Para mi tranquilidad me avisaron que el grupo siguiente de corredores estaba a unos 15 minutos, hice mi ritual de carga de líquidos, comer un plátano, hablar un poco pero no perder tiempo, y que proseguí con mi ruta con el objetivo de alcanzar a los próximos corredores, repito, me sentía completo.

 

Era de noche y entraba en la zona del Valle de la Luna, un valle donde hay dunas y salares con paisajes similares a la luna. Iba a buen ritmo cuando brincando entre salares uno de ellos se rompe debajo de mí y queda atrapado mi pie izquierdo. Caí, pero metí las manos en las cuales afortunadamente llevaba guantes y solo me rasgué las puntas de los dedos. Desafortunadamente para mis aspiraciones ese movimiento brusco lastimó mi tobillo y pie izquierdo, ya cansados por 95 km de andar. Cuando uno lleva ya un largo tramo corriendo, la acción repetitiva de cada zancada engarrota ciertos grupos musculares para no gastar energía innecesaria, el problema es cuando uno realiza un movimiento rápido y brusco fuera del rango de movilidad acostumbrado.

 

Todavía me faltaban 14km para llegar al siguiente CP. Era de noche, difícil ver las banderas a primera vista, había que caminar un tramo para poder saber si uno iba en la dirección correcta, me perdí un par de veces donde ya no veía las banderas, iba solo y no se veía corredor por ninguna parte, la temperatura empezaba a bajar.  Así fue donde me paré junto a una bandera y saqué mis cosas para pasar la primera parte de la noche (mi equipo adicional me esperaba a 14km) pero por el cansancio, ausencia de puntos de referencia (es el desierto!!) desestimé que hay que estar atento a las estrellas para guiarnos o ir viendo la brújula.

 

Empecé a correr cojeando al sentido contrario,  cuando me percaté de ello fue en un pequeño tramo de arena donde vi mis huellas en sentido contrario! Coraje, rabia y frustración me invadieron…   Ahora si saqué mi brujulita, vi las estrellas y fijé mi rumbo. No volví a perder la concentración, no podía volver a perder tiempo. Por fin llegué a la gran duna, la cual no pude apreciar en su totalidad porque era de noche y me limité a subir como pude esa gran mole de arena a gatas. Arriba, ya con calma, pude apreciar el paisaje espectacular del Paso y sabía que bajando estaba el CP 109.

 

En CP 109 descansé, tomé sopa y café, cargué comida que me hacía falta, agua, y me cuestioné por unos minutos sobre el equipo a llevar: Chaqueta media con gorra, polartec o chaleco windstopper y si era necesario ponerme mallas. Opté por la opción más ligera, el chaleco windstopper sobre lo que ya llevaba puesto pero si me puse un buff polar. No me puse las mallas, total no era la primera vez que estaría a -0° en shorts.  Y a proseguir por un valle teniendo las luces de una camioneta a 7km que servían como faro para ubicarnos. El terreno afortunadamente para mi pie era menos agresivo pero si iba de vez en cuando pateando piedras, afortunadamente mi calzado Altra se comportó a la altura y no tuve ningún problema con ello. Al llegar a la camioneta no había nadie así que seguí con la ruta marcada que va a un lado de un gaseoducto. De ahí fueron unos interminables 14km donde no podía parar por motivo del frio. Cuando aminoraba el paso para comer o ajustar algo de la ropa sentía como bajaba drásticamente la temperatura corporal, MI CUERPO CAMBIÓ EL SWITCH A MODO SUPERVIVENCIA. El dolor del tobillo pasó a segundo término y me concentré en comer bien. Sabía que llevaba carbohidratos en forma de Pocket Fuel, arroz y un chocolate amargo para no perder calor. 

 

La alimentación se volvió básica para afrontar el frio a base de movimiento. Pero mi ritmo de carrera bajó considerablemente, en ese punto ya no pensaba alcanzar a los siguientes competidores, solo quería terminar.  Poco a poco fue saliendo el sol y con ello el calor…  calor que ya no quería soportar pero que tenía que hacerlo. Otra vez a guardar todo el kit para el calor antes de empezar a sudar, cambiar gorro polar por gorra legionaria, lentes de noche por googles de día.  Así transcurrió el andar por un valle de tierra agrietada bajo un sol quemante y desgastante. Ese fue el peor momento de la carrera, a solo 16k de la meta y yo a un ritmo de 13min x km, cuando a lo lejos veo un espejismo o lo que parecía ser gente.  Era el grupo que venía alcanzando, iban lentos, iban parando!  Di un sorbo a mi agua, comí algo y volví a tomar agua, me propuse alcanzarlos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EQUIPO Y NUTRICIÓN

 

Zapatillas: Altra Paradigm tuneadas con Gaiter Trap, polainas OR, calcetas injinji médium. La mejor combinación, cero ampollas y nunca me tuve que quitar los zapatos.

 

Mochila: Ultimate Direction PB adventure Vest. Con 2 bidones y bolsa de 1.5 lts, capacidad total 3.5 lts de agua.

 

Lámpara: Piko x 4

 

Ropa: primer capa de compresión, playera técnica, calzón de compresión, short adidas gorra OR desert dos buff de verano, guantes OR sunblock 50 fps. En la noche lo mismo más impermeable marmot ultra light, chaleco marmot gore windstopper, buff polar largo.

 

Comida: CarboPro durante toda la carrera, Pocket Fuel, bolitas de arroz, bolitas de quinoa, aceite de coco, cargas de aminoácidos, una barra de chocolate amargo sin grasa. Nutrición para 250 kcal por hora.

 

Equipo obligatorio: Manta de emergencia, silbato, espejo plástico, brújula, gogles para desierto, bloqueador solar, kit de primeros auxilios, kit para ampollas.

 

Condiciones climatológicas: Extremas, en el día se pueden esperar 40° y en la noche -10°.

 

Terreno: De sal, agresivo para las zapatillas y técnico por bastantes kilómetros, dunas de arena en el recorrido con una muy grande de unos 100m de alto con pendiente de 45°, varios tramos de suelo con piedras del tamaño del puño, asfalto, caminos rurales y cruce de varios cuerpos de agua durante el trayecto.

 

 

Fotografía: Coke Cornejo

 

Y tal como lo dijeron se me acabo el agua a 1km del abasto intermedio, justo ante los restos de un caballo creo, justo como en las películas del oeste.  Llegué a este abasto e hice lo mismo: recargué agua, preparé isotónico y a seguir porque ya había alcanzado a otros dos buenos corredores de ultras chilenos que creo ya estaban empezando a sentir el rigor de la carrera. Me adelanté un tramo pero no me dejaron ir muy lejos, uno de ellos me alcanzo y me rebasó, empezaba la zona de salares.  15 km iniciales de salar técnico, filoso y traicionero porque algunos se quiebran al pisar y el cruce de dos pequeños cuerpos de agua mineral, agua que huele a putrefacción pero en realidad es el olor de los minerales concentrados. El corredor chileno se alejaba cada vez más! No podía dejarlo, así que poniendo en juego la carrera en ese inicio, impuse un ritmo más rápido hasta llegar casi juntos al CP2.

Lo logré hacer a escasos 3km del ultimo CP. Se sorprendieron al verme llegar cuando yo venía tan atrás, el problema es que había hecho un gran esfuerzo para alcanzar su posición y tuve que descansar en el CP y partir junto con ellos para ir tranquilo por esos últimos 8km que fueron largos, pero de tranquilidad mental, ya todo estaba hecho, solo había que completarlo.

 

En ese momento no sabía de posiciones ni nada, de saber que estaba el tercer lugar de mi categoría en juego hubiera tratado de hacer un mayor esfuerzo pero no me arrepiento, hicimos equipo para jalar a los más lastimados y hacernos más agradable el viaje cruzando varios ríos donde nos echábamos agua helada en las piernas y cabeza.  Juntos llegamos a San Pedro y juntos cruzamos la meta.

 

Una cuadra antes aflora todo el sentimiento, das gracias al desierto, a Dios, recuerdas la familia y amigos, das un hondo respiro y pones la mejor cara para cruzar la meta, el reto estaba concluido en 30:59 hrs terminando en buen estado físico, el único problema el del tobillo pero muscularmente nada fuera del cansancio y sobre uso.

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